sábado, agosto 2, 2025
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¡Me parqueo a la derecha y sigo a pie!

Por Carlos Ferreras

El INTRANT, organismo que rige el sistema de movilidad, transporte terrestre, tránsito y seguridad vial en la República Dominicana, ha estado en el ojo del huracán en los últimos años. Y no es para menos, pues no ha hecho otra cosa que «conducirse» entre escándalos de corrupción, el apagón de todos los semáforos del Gran Santo Domingo, el discutido programa “Parquéate Bien” y ahora la nueva medida de prohibir giros a la izquierda en 38 intersecciones. Parecería como si su objetivo principal fuera probar cuánta paciencia le queda al conductor dominicano.

La nueva estrategia de tránsito consiste en eliminar los giros a la izquierda y obligar a los conductores a dar vueltas más largas para hacer exactamente lo mismo. En palabras sencillas: el tapón no se elimina, solo se muda unas cuadras más adelante. Es como decirle al dominicano promedio: “No te quilles aquí… quillate más pa´lante”.

Y, por si fuera poco, su director, el Ing. Milton Morrison, en una entrevista propuso como solución al tránsito el uso de Waze, Google Maps y una joya inolvidable: “Si ya sabemos que en tal intersección a tal hora hay un tapón enorme, no vaya a esa hora”. Un consejo que, aunque práctico, suena más a resignación que a política pública.

El INTRANT, amparado en el artículo 237 de la Ley 63-17, que enumera 23 lugares donde está prohibido estacionarse, lanzó su programa “Parquéate Bien”, orientado a fiscalizar y multar a los conductores que se estacionen mal. Pero aquí cabe preguntarse: ¿Hay verdaderamente dónde parquearse? ¿Quién es responsable de la falta de parqueos?

Las respuestas son claras: no hay parqueos suficientes, y el responsable directo es el mismo Estado. Las instituciones gubernamentales crecen, se expanden, alquilan o construyen edificios con parqueos limitados, que usualmente ocupan sus colaboradores. El ciudadano que va en procura de algún servicio muchas veces termina estacionado a tres cuadras. Me ha pasado: visité tres oficinas de la DGII y en la última fue donde logré parquearme, lejos, como quien va al Mirador.

En zonas residenciales pasa igual. Hay calles en las que no se puede parquear de un lado ni del otro, porque se argumenta que entorpece el tránsito. Pero entonces uno se pregunta: ¿para qué se diseñan calles si no se puede transitar ni estacionar en ellas? La lógica parece ser la siguiente: la calle es tuya mientras vayas en movimiento; si te detienes, eres un criminal del volante.

Y no hablemos de los parqueos privados. En un país donde la planificación urbana brilla por su ausencia, abundan los edificios sin parqueo o con apenas dos espacios para veinte apartamentos. El resultado: los residentes se adueñan de las aceras, los contenes y hasta de los pedazos de calle, usando cubetas, blocks o conos de tránsito como si fueran señales de propiedad privada. El espacio público se ha convertido en una jungla donde sobrevive el que más temprano salga a «marcar» territorio.

Pero la realidad de los residenciales es aún más preocupante: se construyen grandes torres una al lado de la otra, donde los visitantes no tienen alternativas de parqueo. O en esas grandes arterias comerciales, donde se dinamiza nuestra economía, donde instituciones como el Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED) y los Ayuntamientos, encargados de la aprobación y fiscalización de las construcciones, debieron garantizar los parqueos necesarios para esos comercios… pero no lo han hecho por años. Esto ha contribuido directamente al caos que hoy padecemos.

Todo esto, mientras las autoridades se enfocan en multas, operativos y prohibiciones, pero no en soluciones reales. El enfoque punitivo ha reemplazado a la planificación estratégica. No hay política de movilidad sostenible ni incentivos reales para el uso de transporte público, que, dicho sea de paso, sigue siendo escaso, inseguro e ineficiente.

Por eso se hace urgente y necesario pensar en soluciones integrales para el tránsito en la República Dominicana: mejorar el transporte masivo, avanzar con proyectos ferroviarios, eficientizar los sistemas de autobuses, crear parqueos públicos en zonas claves como las institucionales, educativas, comerciales y próximo a las paradas del Metro, regular los horarios, hacer un análisis profundo con todos los sectores y continuar las mejoras viales con elevados, pasos a desnivel y ampliaciones.

De lo contrario, seguiremos exactamente dónde estamos: obligados a parquearnos a la derecha… y resignarnos a seguir a pie.

Por Carlos Ferreras

Abogado y Político

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