Con sus estrambóticos videos en Instagram, «Vampirach» está en boca de casi todos los cubanos. El personaje interpretado por Sandro Castro -nieto del líder de la revolución, Fidel Castro- divierte a algunos, irrita a otros y no deja de causar revuelo en la isla.
Disfrazado de monje o del vampiro Vampirach, maquillado de gatito o luciendo la camiseta del Barça, este joven de 33 años, con 120.000 seguidores, suele publicar sketchs cargados de chistes simplones mal actuados.
Y de vez en cuando ironiza sobre las dificultades que vive la isla sumida en una profunda crisis con escasez de alimentos y medicinas, además de apagones cotidianos y falta de combustible.
«Me levanté hoy con mi receta favorita, pollo a la cerveza… y no hay pollo», dice en un video mientras muestra la cerveza nacional Cristal, que él mismo rebautizó como «Cristach». Bajo el intenso sol del verano, se le ve refrescándose dentro de un viejo tinaco en una azotea, custodiado por una bandera estadounidense. «Qué mejor piscina que el tanque del gueto», afirma.
También chacotea sobre los largos y frecuentes cortes de electricidad: «Si yo te cojo como la UNE (empresa eléctrica), te doy cada cuatro horas y de lunes a lunes», dice en el reel, dirigiéndose a una mujer en un juego de palabras.
Sus seguidores lo celebran e incluso lo llaman «próximo presidente» en redes sociales, pero voces afines al gobierno comunista piden silenciarlo.
«Sandro no es el ‘enemigo'» de la revolución cubana, «aunque por razón de su apellido haga daño, Sandro es un imbécil», estalló el escritor Ernesto Limia en su página de Facebook. El nieto de Fidel Castro (1926-2016) «no siente cariño por su abuelo, ni respeta su memoria», añadíó.
El Necio, otro conocido «influencer» pero afín al gobierno, expresó también en Facebook su molestia con las publicaciones y el dolor porque la policía no lo haya citado a declarar. «Lo que Sandro hace va contra la seguridad de este país» y «contra los ideales» de la revolución, argumentó.
En Cuba, activistas y periodistas independientes suelen ser citados por la Seguridad del Estado por sus posiciones antigubernamentales en redes sociales. Incluso, algunos purgan condenas por delitos relacionados con sus publicaciones.